Tus compañeros te miran absortos después de ver tamaño
espectáculo que nos montamos en tu oficina. Hasta tus compañeras se ruborizan
al verte pero tus ojos brillan y tu pelo ondea al pasar por la oficina al salir
de ella. No puedes evitar la sonrisa al ver sus ojos desorbitados que de seguro
recuerdan lo que hicimos.
Tomas el bus de vuelta a casa tranquilamente. Aun pareciera
que la gente te observara después de todo.
Aun tienes parte del
estremecimiento en el cuerpo y al recordar el momento te sientes agitada,
avergonzada. Estas sin bragas pues desde lo ocurrido en la oficina quedaron
empapadas y las dejaste en tu cartera y eso te tiene aún más excitada en el
bus. Abres la puerta del apartamento. Se encuentra oscuro iluminado solo por un
ventanal que da hacia los otros edificios iluminados además se nota la luna en
su esplendor. Las cortinas del ventanal abiertas de par en par dan la vista
perfecta al horizonte. Aprontas tu mano hacia el interruptor de la luz cuando
una mano se acerca a la tuya. Acerca su cuerpo al tuyo por tu espalda y te
susurra: “Hola, es hora de la cena. Cierra los ojos. Recuerdas las palabras que
te dije antes de irme” y te estremeces. Te pongo una venda roja en los ojos y
te dirijo lentamente hacia el comedor tomado aún de tu mano y te dejo sentada.
Enciendo un incienso aromático mientras pongo música suave y traigo un plato
con frutas. Acerco lentamente un trozo de fruta a tu boca. Lo paso por tus labios
delicadamente. Saboreas un trozo de durazno y lo utilizo de pintalabios. Siento
como tu lengua también acaricia la fruta y la muerdes un poco. Deja salir un
poco de jugo y tú lo degustas con gracias. Tomo tu cintura con un brazo, tomo
una frutilla y la dejo en tu boca. Me acerco a ti para morder esa misma
frutilla. La comemos juntos mientras nuestros labios se van encontrando a
medida que la consumimos. Se mezcla el jugo de la fruta con nuestra saliva y
nuestros labios se besan. Nuestras lenguas juguetean aun con la pulpa de la
fruta en nuestras bocas. Con el sabor de los labios y la fruta embelesándonos.
Te tomo por la cabeza con fuerza y acerco aún más mi cara a la tuya devorándote
los labios. El sabor de tus besos me tiene demasiado excitado y no puedo parar
de besarte. Aunque apenas nos podemos ver las caras pareciera que puedo sentir
tu mirada pegada a la mía. De pronto el sabor de la fruta desparece y solo
queda tu sabor que me resulta aún más delicioso. Tomo un jarabe de chocolate y lo vierto en mis dedos. Lo coloco en tu
boca y comienzas a chuparme los dedos. Me tomas la mano con firmeza y chupas
con ansias mis dedos. Tu saliva se impregna más y más en mis dedos pero aun ya
terminaste con el chocolate sigues chupando. Casi masturbando mis dedos. “Amor,
creo que quieres algo más contundente verdad?”. Bajo el cierre de mi jeans y dejo
mi pene al descubierto. Le dejo caer el jarabe de chocolate lentamente y te
agachas de piernas abiertas a degustarlo. Lo recorres con tu lengua y lo pones
en tu boca con ambas manos. Chupas y sorbes con energía mientras jugueteo con
tu pelo. Dibujas círculos con tu lengua mientras chupas y me masturbas. Luego una
de tus manos no resiste la tentación y se cuela por tu falta. Acaricias tu sexo
con tus dedos lentamente en círculos con encima de tu clítoris cambiando de
ritmo mientras a ratos introduces dentro dos de ellos. Siento como mi sexo se
llena de tu saliva y cae por entre las comisuras de tu boca. Con algo de
frutilla aun en tu boca la mezcla de tu saliva se vuelve más espesa y áspera
por las semillas. Te la metes entera a la boca mientras el sonido de tu sexo
húmedo masturbándose aumenta tu frenesí sin control volviéndote aún más
hambrienta de sexo.
Me aparto de ti y te tomo de tu cintura. Te beso con locura
mientras ingiero la mezcla de tu mamada y tu saliva con fruta. Te levantas y te
deposito sobre la mesa mientras abres tus piernas y dejas ver tu vagina húmeda
aun con la falda puesta invitándome a que me acerque a ti con tu mano. Al verte
así rasgo tu blusa y te tomo los senos con fuerza y deseo. Te doy besos entre
tus senos mientras los manoseo por sobre tu sujetador aun puesto pero con el
manoseo quedan al descubierto, tomo un trozo de piña entre mis manos para
exprimirla en tus senos. Bebo el jugo que derrame chupando tus pezones y
mordiéndolos como si tu pecho fuera esa piña. Alterno entre ambos senos
chupándolos, mordiéndolos una y otra vez sosteniéndolos con fuerza. Te acuestas
en la mesa mientras te devoro. Mi lengua en círculos acaricia tus pezones y
vierto más jugo de piña. Tus gemidos llenan ya el comedor pidiéndome que no
pare. Tomo el jarabe de chocolate y dibujo una línea en medio de tu vientre. La
saco con mi lengua mientras acaricias y me jalas el pelo de placer. Siento como
tus caderas se menean buscando que te posea. Lamiendo lenta y profundamente tu
vientre de abajo hacia arriba y subiendo hasta tu boca con mi lengua afuera.
Vez mi lengua y la devoras con tu boca como queriéndomela comer. Completamente
absortos en el sabor del otro. Desciendo con rapidez y me ubico entre tus
pierna. Me lanzo sobre tu entrepierna succionando tu sexo. Sientes como sorbeto
tu humedad y devoro los labios de tu vagina con hambre. Tus ojos se pierden en
el techo mientras chupo con energía tu sexo. Tomo una frutilla y la unto en tu
cremoso líquido. Me lo como al instante y vuelvo a untarlo y te lo doy a la
boca. Te contemplo un momento. Te vez deliciosa: Con la blusa abierta sin
botones, tus senos al aire sin quitarte
el sujetador, sucia, mojada, pegajosa gracias a la mezcla del dulzor frutal y
el chocolate, con las piernas abierta y la falta levantada, sin bragas y tu
sexo húmedo y pegajoso por la frutilla que use para untar. Me sacas la polera
frenéticamente y tomas el restante de fruta del plato, lo aprietas, lo pones sobre mi pecho y
comienza a lamerlo como una loba. Coloco mis dedos en tu sexo y masajeo tu
clítoris en círculos mientras me lames,
chupas y muerdes. Pones tus pegajosas manos y las esparces en mi cara. Me lames
la cara otra vez mientras siento mi mano húmeda y pegajosa con los dedos dentro
de tu sexo. Mordiéndome el lóbulo de la oreja mientras me gimes con más
intensidad. Sintiendo como tu interior se contrae y sufre de espasmos cada vez más
rápidos. Bajo mis bóxer hasta las rodillas y tu quedas con tus piernas muy
abierta. Tomo el plato y vierto en tu sexo el resto de jugo que quedo de las
frutas. Mientras lo vierto paso mi pene por sobre tus labios vaginales
esparciendo el jugo. Te sacas la venda para ver es espectáculo y vez como voy
entrando despacio dentro de ti. Con la mezcla del jugo de frutas y tus fluidos
internos se siente tan delicioso que sentimos que nos desbordaremos en
cualquier momento. Nuestros cuerpo rozándose mientras te penetro hace que la
piel se ponga pegajosa y el roce se vuelve más intenso en todo el cuerpo. El
coctel de frutas vertido en nuestros cuerpos comienza a secarse de tal modo que
la piel se siente tirante como si estuviéramos apretados con una pantimedia por
todo el cuerpo mientras que nuestros sexos se remojan otra vez y sentimos como
chapotean. Nos sentimos pegajosos pero tan ardientes que no podemos parar de
gemir ambos. Diciéndonos y repitiéndonos un te amo incansable. Tomas mi trasero
para impulsarme con más fuerza hacia ti mirándonos a los ojos intensamente
mientras muevo mis caderas más y más rápido. Siento como la sangre de mi pene
fluye a mil por hora mientras tu sexo se contrae con tal fuerza que me
succiona. Tu cuerpo no me quiere dejar. Acabo dentro de ti con fuerza mientras
jalo de tus pezones y me sigo moviendo
pues no puedo parar. En eso siento como comienzas a temblar y tus piernas se
tensan junto con tu abdomen. Tus ojos emblanquecen mientras tu cuerpo se
tuerce. Acabas solo a un momento después que yo. Me abrazas intentando contener
aun el torrente de placer que sientes en tu interior pero sin despegarte de mí.
Me aferras las uñas intentando aguantar. En ese periodo de tiempo me repongo de
mi orgasmo y te despego dejándote en la alfombra. Nos ponemos en un 69 con tu
cuerpo sobre el mío. Nos masturbamos el uno al otro con tanta fuerza que
pareciera que nos desbaratamos. Mi lengua recorre los labios de tu sexo y tu
ano. Uno de mis dedos acaricia la entraba de tu ano en círculos mientras mi
lengua se queda entre la piel de tus dos orificios mientras tú me masturbas
frenéticamente y me chupas el pene muy babeante. Mis manos se fijan a tus
caderas y sorbo tu sexo que aun conversa parte de mi semen y los restos del
coctel de frutas. Con dos de mis dedos ubico tu punto G y los comienzo a
acariciar en círculos mientras lo voy apretando. Se va llenando de tu líquido
divino con cada masaje y puedo sentir como tu pelvis vuelve a tener espasmos
hasta que estalla. Siento tu chorro salir con fuerza en mi cara y tu boca
intentando tragarse mi pene hasta el fondo. Mientras rocías mi cara con tu
néctar de diosa, mi pene estalla de pálpitos y vuelve a verter mi semen dentro
de tu boca. Ambos casi gritamos de la excitación y quedamos temblando, sucios y
cansados. Quedamos sobre la alfombra tirados,
me coloco a tu espalda y te abrazo fuertemente. Nuestros cuerpos unidos
se quedan inertes compartiendo el calor del otro. Tan cansados que ninguno de
los dos se despega.